Las tuberías de fibrocemento se fabricaron para la conducción de fluidos hasta finales del siglo pasado. Estas tuberías tienen poca resistencia a la flexión y pueden fracturarse por movimientos del terreno, sismos o ciclos de congelamiento y descongelamieto.

Además, las tuberías de este material se pueden deteriorar por dentro, debido a los fluidos transportados o por fuera, debido a terrenos agresivos. Generalmente, cuando estas tuberías están deterioradas, están en condiciones de soportar las cargas del terreno, pero no la presión interna del fluido. La rehabilitación sin zanja puede ser una solución eficiente comparada con el reemplazo de tubería mediante excavación. Mientras que al reemplazar se incurre en los costes de manipular y tratar un material tóxico, al rehabilitar este material queda aislado del fluido a transportar.

Lea nuestro estudio de caso en el que el sistema Primus Line® se utilizó para renovar una conducción de 10 km de fibrocemento en España, generando un ahorro de 30% del coste total y reduciendo el tiempo de instalación.

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